El banco para hablar

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lunes, 24 de febrero de 2014

LA APRECIACIÓN DEL ARTE

LA POESÍA ES EL MOVIMIENTO DEL 

CORAZÓN.


LA DOMA DEL ARPA






Erase una vez, en la Cañada de Lungmen, un árbol de kiri, un verdadero rey del bosque. Alzaba su cabeza para hablar a las estrellas y sus raíces se hincaban profundamente en la tierra, mezclando sus espirales bronceadas con las del plateado dragón que duerme más abajo. 
Y sucedió que un poderoso mago hizo de este árbol un arpa maravillosa, cuyo espíritu terco tan sólo podía ser domado por músicos excelsos. Por mucho tiempo guardó el instrumento el Emperador de China, pero fueron vanos todos los esfuerzos de los que trataban de arrancar melodías de sus cuerdas.






Como respuesta a sus grandes esfuerzos sólo salían del arpa notas llenas de desdén, en desacuerdo con las canciones que ellos cantaban.El arpa rehusaba conocer un amo. 





Al fin vino Piewoh, el príncipe de los artistas. Con manos tiernas acarició el arpa tal como uno haría para calmar a un caballo indómito, y muy suavemente tocó las cuerdas. 
Cantó la naturaleza y las estaciones, las altas montañas y las aguas que corren , ¡y todas las memorias del árbol despertaron! Una vez más el aliento dulce de la primavera jugueteó entre su ramaje. Las cataratas jóvenes, al danzar por los barrancos, se reían de las flores en capullo. De pronto se escucharon las voces adormecidas del verano con sus diez mil insectos, el goteo suave de la lluvia, el lamento del cucú.




¡Grrr! Ruge un tigre y el valle le responde con su eco. Es ya otoño; en la noche desierta, aguda como una espada brilla la luna sobre la hierba helada. Ahora reina el invierno, y por el aire lleno de nieve giran bandadas de cisnes y el granizo repica en las ramas de los árboles con deliciosa fiereza. 


Luego Piewoh cambió de modo y cantó al amor. El bosque se cimbreaba como un ardiente enamorado profundamente perdido en sus pensamientos. En lo alto, como una soberbia doncella, pasa una nube brillante y hermosa; pero al pasar, deja largas sombras en el campo, negras como la 
desesperación.






De nuevo cambió el modo; Piewoh cantó la guerra, el fragor de aceros y los corceles en carretera.
Y en el arpa se alzó la tempestad de Lungmen, el dragón cabalgaba sobre el rayo y una avalancha de truenos rompía entre las colinas. En éxtasis, el monarca Celestial preguntó a Piewoh cuál era el secreto de su victoria.

"Señor, le respondió, los otros fracasaron porque cantaban para sí. Yo dejé que el arpa escogiese su tema, y no supe con certeza si el arpa era Piewoh o Piewoh era el arpa." 




Esta historia ilustra el misterio de la apreciación artística. Una obra maestra es una sinfonía tocada sobre nuestros sentimientos más delicados. Piewoh es el arte verdadero, y nosotros somos el arpa de Lungmen. Al toque mágico de lo bello las cuerdas secretas de nuestro ser despiertan y nosotros vibramos y nos estremecemos en respuesta a su llamada. La mente habla a la mente. Oímos lo que no se puede decir, miramos lo invisible.
 
El maestro hace salir notas que nosotros no conocemos. Las memorias que hacía mucho tiempo se habían olvidado regresan todas con significados nuevos. Esperanzas que habían sido apagadas por el miedo, deseos que no nos atrevemos a reconocer, se alzan con gloria renovada. 

Nuestra mente es el lienzo en que el artista coloca sus colores; sus pigmentos son nuestras emociones; sus claroscuros, la luz del gozo, la sombra de la tristeza.


Nosotros somos la obra maestra y nosotros somos de la obra maestra. 


Okakura Kakuzo (1862-1913)
(The Book of Tea, 1956)

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lunes, 17 de febrero de 2014

PARA UNA AMIGA

<< Lo que tengo que hacer es lo que me concierne y no lo que la gente cree. >>

                                                                                                            R.W. EMERSON






Olvida quien elabora este video, solo mira, escucha y si te sirve ¡¡Eureka!!

miércoles, 12 de febrero de 2014

RECOBRAR LA INOCENCIA

<< El niño es inocencia y olvido, una renovación, un juego, una rueda que gira sobre sí misma, un primer movimiento, una santa afirmación.

 Para el juego divino de la creación, hermanos míos, se necesita un santo decir "sí".>> 
                                                      F. NIETZSCHE


Esos curiosos bajitos

Por: | 07 de febrero de 2014
Children

Una niña de 6 años en clase de dibujo, que no solía prestar atención, atrajo el interés de la profesora al verla inmersa en su tarea. La profesora le pregunta "¿Qué estás dibujando?", la niña contesta "Estoy dibujando a Dios", a lo que la profesora responde "Pero nadie sabe cómo es Dios", y la niña sentencia "Lo van a saber en un minuto". Es una de las anécdotas que Ken Robinson, uno de los mayores expertos en educación y creatividad, cuenta en su intervención en TED. Con mucho sentido del humor, reivindica la necesidad de respetar la creatividad de los niños y apostar por un sistema educativo que prepare a las personas para un futuro incierto. Los motores de nuestra sociedad actual son los servicios y la información y estos requieren ideas y creatividad. Sin embargo, es curioso cómo a pesar del cambio, lo que fomenta nuestro sistema educativo y social es lo mismo que lo que se perseguía en la pasada sociedad industrial.
Como apunta Robinson cuando somos niños tenemos un instinto natural hacia la curiosidad y disfrutamos haciendo las cosas simplemente por el hecho de hacerlas, sin pensar en el objetivo. Los adultos rediseñamos lo que tienen que aprender y cómo lo tienen que hacer, favoreciendo que ese instinto tan puro se vaya apagando. ¿No se adaptaría mejor a un futuro incierto  la forma natural que tienen los niños de relacionarse con el mundo? ¿No sería enriquecedor conservar la forma en la que ellos conectan con el entorno? Veamos lo que los niños hacen con completa naturalidad y que los adultos llevamos en nuestro ADN. Sencillamente, podemos despertarlo.
  • ¡Son artistas! El gran pintor Pablo Picasso pensaba que todos los niños nacen artistas. Tienen una facilidad asombrosa para crear, para ser genuinos, perciben la belleza de las cosas cotidianas y la plasman mediante el arte. Las disciplinas artísticas conectan con nuestra parte interior y se relacionan con la expresión de sentimientos. En 2007 El País publicó un reportaje llamado El niño que vivía en Paul Klee que cuenta como parte de la riqueza de este genial artista residía en conservar una mirada infantil hacia el mundo.
  • Hacen lo que les gusta. La forma que tienen de respetar sus intereses les lleva a hacer lo que de verdad les gusta, por lo que el disfrute es aún mayor. En el colegio se divierten practicando deporte, descubriendo su facilidad para la pintura o su buen oído musical. Pero muy pronto los adultos empezamos a dar más importancia a lo buenos o malos que son en matemáticas, las ciencias o la lengua y con ello les condicionamos para que consideren qué es lo importante. Abandonan la idea de ser pianista, cantante, pintor… porque no es algo que les vaya a facilitar un buen trabajo y comienzan a asociar el triunfo con capacidades técnicas. A medida que vamos creciendo nos vemos haciendo cosas que se esperan de nosotros o lo que creemos que se espera, posponiendo frecuentemente actividades, hobbies… que nos reportan satisfacción… Y es paradójico, muchos padres les dicen a sus hijos qué deben estudiar, cuando los expertos en educación aseguran que nuestros jóvenes ocuparán profesiones que aun no existen.
  • Viven el momento presente. Los niños viven de manera natural el día a día sin saber lo que pasará mañana. Saborean el aquí y el ahora, son auténticos. No reflexionan las emociones, simplemente las expresan como cuando se separan de su madre y lloran. Lógicamente, el proceso de socialización nos exige ir aprendiendo a controlar ciertas expresiones, sin embargo, el riesgo que corremos en dicho proceso es desconectarnos de nuestras auténticas necesidades.
  • Imaginan y crean. Los niños tienen una capacidad extraordinaria para hacer de una piedra un tesoro y de un lápiz una varita mágica. Las investigaciones de Vigotsky, una de las personas más influyentes en la psicología del desarrollo, destacan la capacidad de los niños para combinar elementos y crear algo nuevo, sin que sea una repetición de cosas vistas u oídas. Según él, esta facilidad de combinar lo antiguo con lo nuevo sienta las bases de la creación, la cual es absolutamente necesaria en nuestras empresas y en nuestra vida.
  • ¡Arriesgan! Si no saben hacer algo… ¡lo intentan! Y si la frustración no les vence, pueden intentarlo una y otra vez hasta conseguirlo. Las ideas más originales nacen de no tener miedo a caer en el error y ellos no ven un muro en las posibles equivocaciones o en las consecuencias de las mismas.
  • Se mueven. La mayoría de los niños son inquietos, ágiles, dinámicos… y esa sobredosis de activación que a veces nos resulta molesta, es la misma que echamos en falta cuando enferman. Ese dinamismo les hace estar llenos de vida. Robinson critica como ahora algunos niños son diagnosticados de un trastorno por déficit de atención cuando quizá lo único que pasa es que su interés está lejos de lo que consideramos adecuado.
  • Y sobre todo…son curiosos y alimentan su curiosidad. Su naturaleza les lleva a buscar, preguntar, en definitiva, querer saber. Aprenden entre ellos, copian a los modelos que tienen a su alrededor; y para hacerlo observan y  escuchan con atención. Son aprendices naturales y la curiosidad es el motor de los logros.
Debemos fomentar un sistema que abogue por el aprendizaje social y emocional, que estimule la creatividad, la pasión, la energía y el conocimiento de los talentos personales porque es la única manera de afrontar los nuevos retos como sociedad y como personas. Así pues, aprendamos de los niños y despertemos esa parte auténtica de nosotros mismos, que nos hace sentirnos libres, creativos y, por supuesto, más felices.

Referencias:
Vigotsky, L.S. (1986). La imaginación y el arte en la infancia (9ªed.). Madrid: Akal
Conferencia de Ken Robinson en TED y REDES

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miércoles, 5 de febrero de 2014

ALMAS GEMELAS

GRACIAS LUZ 









Es mi homenaje a una mujer valiente que ha ido creciendo entre dificultades sin amilanarse, afrontando la realidad con serenidad creativa.