Entran las dos juntas, cogen la bandeja para servirse y pregunta la Dra. ¿qué hay de segundo Pablo?, una voz desde la cocina le canta, estofado de ternera, pollo al horno, pescadilla rebozada y merluza a la plancha.
Dra.-¿Tu qué quieres Pilar?
Pilar .-Voy a comer una ensalada y merluza.
Dra.- Pues yo lo mismo.
Ambas recogen los cubiertos, la servilleta, una botella de agua, la fruta y con la comida servida otean el espacio buscando un hueco libre.
Pilar.-¡Madre mía quién está de guardia hoy!, no se como lo vamos a hacer.
Dra.-No te preocupes me quedaré en la biblioteca hasta las siete, tengo que enviar un artículo al grupo de investigación del cáncer de pulmón.Al fondo hay una mesa libre, ahí estaremos mas tranquilas aquí no hay quien se entienda.
Se sientan en la mesa una frente a la otra, desde la ventana se ve toda la montaña, los árboles han empezado a cambiar el color de las hojas, el otoño ya está a la vista.
P.- Cuéntame lo de la planta.
Mientras habla mira a los ojos de la Dra. y espera para poder comer la ensalada.
Dra.-Ha ingresado Pedro ayer por la tarde y quiere verte, su familia ya está arriba esperando, a la que veo mas afectada es a Carmen, su hijo está tranquilo pero yo creo que no se da cuenta de lo que pasa.
P.-¿Has hablado con las enfermeras de la tarde?
Dra.-No, estaban dando el relevo pero le he comentado a la supervisora que se le retiraran el suero y las sondas, no se si les habrá dado tiempo a hacerlo.
P.-Por eso no te preocupes, cuando suba si no se lo han retirado ya lo haré yo. ¿Has podido hablar con Pedro?.
Dra.-Si, le he preguntado sobre el dolor, me dice que no tiene, que todo está bien, de lo demás solo quiere hablar contigo, dice que ya lo tenéis acordado desde hace tiempo y que ha llegado el momento.
P.-¿Vas a subir conmigo?
Dra.-No, sabes lo que pienso, es superior a mi, me acuerdo de la muerte de mi padre y mira no puedo hacerme el ánimo, lo que me pregunto cada día es como tu puedes con esto.
P.-En realidad yo tampoco lo sé pero lo hago y me siento bien.
Acaban de comer y la Dra. se va a la biblioteca
Pilar se dirige al despacho de enfermería que hay en el hospital de día donde trabaja, al abrir la puerta se encuentra con Amparo que como cada día está limpiando el despacho
Amparo.-Hola Pilar, ¡qué nos tomamos el cafelito!
P.-Hoy no puedo Amparo, ¿te queda mucho?
A.-Acabo de empezar, he tenido que ir a urgencias y se me ha complicado, mi David te manda recuerdos y dice qué cuando tendrás un rato para charlar con él, la verdad lo tienes encandilaito, siempre estas liada, la Dra. y tu sois las últimas en salir del hospi ¡ pero si no lo vais a heredar!.
P.-Bueno Amparo ya hablamos otro día tengo un poco de trabajo, recuerdos a David.
Pilar piensa donde meterse un rato para tener sosiego unos minutos, en la capilla no habrá nadie a estas horas, baja al sótano y ¡bien! la puerta está abierta , no hay nadie. Una tenue luz ilumina el altar.
Se sienta en el último banco de la izquierda, comienza a respirar, el silencio es total. Apoya su mano derecha sobre el vientre y nota como la respiración hincha y afloja su abdomen, continúa respirando, todo es quietud. La alarma del reloj la trae de nuevo al banco de la capilla. Respira tres veces, mueve suavemente las manos y los pies y sale de la estancia.
Sale al pasillo enfrente del ascensor, la flecha de bajada está encendida, se abre la puerta y sale una mujer que pregunta¿sabe donde está la capilla y si está abierta? Si, está a mano derecha.
Pilar entra en el ascensor, pulsa la tecla de 6ª planta oncología, en mitad del camino se abren las puertas en diferentes plantas, la gente sube y baja saludando con cortesía.
Al pasar por el control de enfermería se encuentra con una antigua alumna.
P.-Hola Elena ¿como estás?
Elena.-Mira tengo trabajo así que contenta ¿qué vienes a ver al del 604? puf..., ¡ya he metido la pata...uy!, quería decir Pedro, se llama Pedro ¿verdad?.
P.-No tengo tiempo Elena, me alegro que tengas trabajo ¡me has recordado a mi misma hace 30 años!
En la puerta de la habitación 604 están Carmen con un pañuelo en las manos secándose las lágrimas y los mocos, a su lado su hijo Jorge cogido a la mano de Ana, su mujer.
P.-Hola Carmen -abraza a la mujer, sosteniendo la cabeza de ella en su hombro-, llora, llora cuanto necesites, entiendo..., sus ojos se llenan de lágrimas cayendo suavemente por las mejillas hasta dar con la boca, otra vez el sabor salado de...la sal de la tierra.
Carmen.-Jorge está toda la noche conmigo.
Señala a su hijo que se desprende de su mujer para saludar a la enfermera, después viene Ana, siempre hay abrazos de cariño, de afecto, de ternura.
P.-Tienes suerte Carmen, no siempre la familia entiende y acompaña en estos momentos.¿Queréis qué entremos ahora o queréis esperar un poco?
C.-No entra tu sola, Pedro te está esperando.
La enfermera entra en la habitación y observa que Pedro continúa teniendo el suero puesto, la sonda nasogástrica, probablemente tenga conectada también la sonda vesical.
P.-¡Buenas tardes Pedro!
Se acerca a él y le besa en la frente al tiempo que le da la mano, los dos mantienen las manos unidas un tiempo
P.-¿Cómo va todo? ¿quieres qué me acerque un poco mas?
Pedro habla entre susurros.
Pedro.- si acércate, no tengo muchas fuerzas, ha llegado el momento y no me han quitado todo esto -mira su brazo derecho -fijaté como tengo el brazo de hinchado, sigo con las sondas y...
No puede continuar hablando, dos lágrimas caen lentamente de sus ojos hasta la almohada.
P.- Bueno vamos a quitar todo esto y después vemos que hacer ¿quieres que te las quite yo o llamamos a Elena ?
Pedro.-No me importa quien me las quite, pero por favor quitarme todo.
P.-Salgo al control y ahora vengo, ¿quieres que entre tu familia? ummm, otra cosa ¿necesitas hablar con algún capellán o con alguien especial?
Pedro.-No quiero ver a nadie hasta que no me quitéis esto, los asuntos con Dios los tengo muy bien colocados y con los hombres no tengo ningún asunto pendiente, gracias de todos modos.
Pilar vuelve con guantes, batea, jeringas, apósitos, crema; poco a poco va retirando, primero el suero, después la sonda de la nariz y por último la sonda urinaria.
P.- Voy a ponerte una crema en el brazo que aliviará la tirantez, si te parece mientras te doy el masaje podemos hablar.
Pedro.-Si, llama a mi familia quiero que estén presentes.
La enfermera llama a la familia mas allegada, entran Carmen su hijo y su nuera.
Pedro.-Acercaos un poco, hace un tiempo mientras estaba en hospital de día, hablé con Pilar de cómo quería irme de este mundo, ha llegado el momento. Ella irá hablando para que me relaje y pueda irme en paz. Ya sabéis lo mucho que os quiero, cuando yo no esté apoyaos en los momentos duros y disfrutad de los buenos, gracias por haber compartido la vida conmigo, todo está bien tenéis que dejarme ir, ya no puedo alargar mas esta situación, para mi morir es abandonar el dolor y descansar.
Carmen llorando, le besa en los labios mientras Jorge lo hace en la mano, en la frente y Ana le besa la mejilla y le dice ¡hasta siempre papá!.
Pilar le besa en la frente, le da las gracias y se acerca a su oído derecho:
P.-¿Quieres qué empecemos?
Pedro.-Si.
P.-Si quieres puedes cerrar los ojos suavemente, centra tu atención en la respiración, nota como el aire entra y sale por la nariz...ahora centra la atención en tus pies, nota como están apoyados en la cama...nota las pantorrillas...los muslos...
Pilar va relajando cada una de las partes del cuerpo de Pedro de abajo arriba, hasta que llega a la coronilla, en ese momento se calla. Deja que el silencio llene la habitación, solo se oye el llanto suave de la familia y la respiración casi imperceptible de Pedro- recuerda lo pactado tiempo atrás con el paciente-,la voz de la enfermera de forma suave pero clara se oye en la habitación.
P.- Centra la atención en el punto de luz que aparece en el horizonte, ve en su búsqueda, no te entretengas, la luz te espera, ve en su búsqueda, ve en su..., ve en....
Se hace un silencio total, durante un periodo intemporal.
Después en la cara de Pedro aparece una sonrisa y... deja de respirar.
Carmen pregunta ¿ya está? y rompe a llorar mientras abraza a su marido. Jorge y Ana se abrazan juntos, Pilar sale de la habitación, respira hondo mientras camina hacia el control de enfermería.
Aparece una auxiliar de enfermería a la que Pilar no conocía.
P.-Pedro ha fallecido, la familia quiere vestirlo, necesito el carro para ayudar a amortajarlo, necesito compresas para lavar su cuerpo, alcohol de romero, pinzas para taponar los orificios y algodón; por favor llamar a la biblioteca la Dra. está al tanto y firmará ella la defunción.
Se niega porque hay un protocolo de actuación, hay que avisar al Médico de guardia y a los celadores para que lo bajen al mortuorio.
Aux.-aquí no se amortaja a nadie.
P.-Bien, entonces llama al Jefe de la guardia, el paciente está en una habitación individual y a nadie molesta esto.
En ese momento sale de una habitación Elena- la enfermera- y pregunta ¿qué sucede?
P.-Quieres explicárselo tú- se gira a la auxiliar- o se lo cuento yo.
Elena.- (con signos evidentes de nerviosismo se dirige a Pilar), lo siento es nueva y no está acostumbrada a esta forma de actuar.
Le hace gestos a la auxiliar para que entre en el cuartito de enfermeras.
P.- Por favor Elena avisa a la Dra. a la biblioteca, tiene que firmar la defunción.
La Dra. no tarda ni cinco minutos en llegar.
Dra.- ¡Qué rápido!, no me lo explico, hace tres horas ¿no?
P.- Estaba muy avanzado el proceso y Pedro muy preparado para morir, se ha quedado dormido.
Dra. -Pilar entra conmigo.
P.- Espera voy a coger el carro.
Se encaminan juntas hacia la habitación, mientras tras ellas el rumor de una conversación entre Elena y la auxiliar se aleja de su campo auditivo.
Los siguientes momentos son de seguir el procedimiento, la Dra. ausculta a Pedro, se hace un electrocardiograma, se da el pésame a los familiares, se firma el certificado de defunción y se avisa a la funeraria.
Mientras en la habitación se limpia, amortaja y viste el cuerpo de Pedro en silencio, con respeto.
Pilar se despide de la familia con abrazos.
Baja al despacho de hospital de día ahora cerrado, saca del bolsillo la llave y mientras abre la puerta empieza a llorar en silencio, cierra la puerta tras de si con llave y se sienta en una silla, casi no hay luz. Pone la mano derecha en la zona del corazón, nuevamente respira, una y otra vez hasta que la emoción se aquieta. Y da gracias a Pedro por el regalo enorme que le ha hecho, le ha enseñado como se muere con dignidad, da gracias por todos los dones que le ha concedido la Vida, su Agradecimiento va mas allá del infinito.
Se cambia de ropa en el vestuario y sube para irse a por el coche.
En el hall de la entrada están el retén de celadores.
Pilar se despide, buena guardia ¡hasta mañana!
Detrás de ella una voz suena clara “ ya han bajado el fiambre al mortuorio, y por ahí va a la que llaman El Ángel exterminador”.
No se gira, no se da la vuelta, baja la cabeza y sonríe.
Al salir a la calle aparece ante sus ojos una hermosa puesta de sol.
(Un día de trabajo en el hospital)
Laura del Pozo Alonso