¿Como reiniciar esta página después de tanto tiempo?
Realmente estoy atascada.
Después de Marzo, cuando empecé a trabajar después de una larga baja laboral, todo ha sido una vorágine.
Y ahora me resulta difícil, ¡hasta me ha costado trabajo encontrar mi contraseña!.
Estoy inquieta y también un poco emocionada, casi como el día en que empecé a escribir este blog.
Durante este tiempo he podido recordar mejor aquel día de mi llegada a la Habana.
COMENZARÉ EN EL PUNTO DONDE ME ATASQUÉ
Más que un atasco estuve sorprendida porque descubrí las intenciones de un "amigo" al que creía un compañero y un
camarada, me refiero a mi compañero de viaje, al que llamaré Gustavito- no llegó nunca a ser Gustavo- un médico muy de
izquierdas, muy comunista pero con los mismos esquemas machistas de cualquier tipo fachoso, así que me lo dejé en la habitación y me fui con el resto de la brigada al malecón.
¿Os he hablado alguna vez del olor del trópico?, toda la pituitaria se queda llena de su fragancia intensa, húmeda, la sal del agua marina se queda atrapada en los orificios nasales como si de un filtro se tratara aumentando la sensibilidad para oler todo, los cuerpos de las gentes caminando con su ritmo sandungón, el propio olor corporal y todo esto te hace sentir dilatada, te entra una especie de sentimiento de engrandecer tu cuerpo para abrazar a todos los seres del mundo- no se si me explico bien-.
Sólo pudimos salir a pasear un rato frente al mar, teníamos que volver pronto al hotel porque salíamos pronto para Managua.
Entre las bromas de unos y la mala leche de otro cenamos y nos acostamos, recuerdo que yo me acosté vestida -a pesar del calor sofocante que había en la habitación-, me costó levantarme a media noche a pegarme una ducha con agua fría.
Nos levantamos a las 5 de la mañana, un microbus nos recogía en el hotel para llevarnos al aeropuerto, en este caso al militar-el civil estaba en obras-.
El aeropuerto Rio de Cristal parecía mas que un aeropuerto un hangar para guardar grano; todos nuestros equipajes junto con el material escolar y sanitario empaquetado aparecían arrinconados contra una pared llena de humedad.
Un chaval joven uniformado de verde oliva, se dirigió a nosotros para avisarnos que teníamos que esperar al resto de la brigada.
Mientras esperábamos fuimos recogiendo todas las cajas que componía la ayuda material que aportaba el grupo, las caras de sorpresa de mis compañeros hizo que volviera la mía y soltara una exclamación:
-¡¡¡Pero, dios mío quienes son estos tipos!!! caminaban en dirección nuestra siete hombres y una mujer completamente vestidos de cueros negros, con chinchetas por todos lados, botas y guantes también de cuero y crestas de colores en las cabezas rapadas, al andar producían un ruido metálico que aumentaba con el eco del hangar; parecían un ejército bien pertrechado con tubos negros en las manos -quizá ahí estarían las metralletas-y entre dos de estos mastodontes portaban "algo" grandísimo -¿ sería un lanzagranadas?-. Hablaban alemán del norte-prusiano- intenté sin éxito entender algo, pero fue imposible. Cuando me repuse de la impresión les mire a la cara, eran unos críos; contrastaban con sus indumentarias el color de sus ojos, y mas que el color eran las expresiones bondadosas que aparecían detrás de sus cueros negros. Fumaban marihuana- el olor era inconfundible-, se pasaban los cigarrillos lentamente cerrando el ritual con quien había liado el canuto, era el tiempo que le daba en liar uno nuevo.
-Vamos muchachos, recojan sus valijas y vengan conmigo nos hablaba el militar joven.
-Tendrán que volar en un avión militar, es por motivos de seguridad, ustedes son nuestros ojos en el mundo y tenemos que cuidarles desde ahorita mismo.
Cada uno fue cargando con su peso, los 380 kg. de material lo pusimos encima de un gran carro conducido por otro militar, los alemanes no se apearon de sus "artilugios".
Caminábamos por la pista en dirección a un avión pintado de camuflaje, al llegar entramos por una rampa en la parte trasera, no había azafatas. Los asientos estaban distribuidos de tres en tres en el centro del avión, en los laterales - pegados al fuselaje - a ambos lados se situaban unas filas de asientos y sobre cada uno de ellos había unos petates militares.
Los alemanes se ocuparon de colocar cuidadosamente sus bártulos entre los asientos traseros-los trataban como si fueran bebes-, a continuación se sentaron ellos; nosotros estábamos atemorizados, impresionados mirábamos una y otra vez para hacer no se sabe que.
Como si alguien nos hubiera oído apareció el comandante.
-Bienvenidos, buenos días les saluda el comandante Ruben Mendoza, volaremos en un avión de las fuerzas aéreas nicaragüenses junto a un grupo de camaradas en periodo de formación que ocuparan sus puestos en los asientos laterales, ustedes brigadistas coloquense, no mas, en el centro como gusten. El vuelo tiene una duración total de una hora y media, podrán entretenerse viendo los atolones y barreras coralinas que conforman el caribe centroamericano. Les deseo un feliz viaje y les doy las gracias en nombre de mi país por su entrega
Nos colocamos en los asientos centrales, al rato y con los motores ya en marcha subieron los reclutas, se colocaron en los asientos laterales en perfecto orden.
El despegue de los aviones militares es rápido, apenas se deslizan por la pista , de tal manera que el estómago se me puso en la garganta, creía que el vómito seria inmediato pero no fue así, el avión se estabilizó en minutos. Para sorpresa de todos el color anaranjado del amanecer iba entrando por los pequeños ventanucos suavizando el color grisáceo del interior.
Los alemanes, con una tranquilidad pasmosa se soltaron los cinturones colocándose en las ventanillas traseras e invitándonos a hacer lo mismo.
Nunca había volado tan bajo, la silueta de Cuba aparecía bajo el aparato perfectamente dibujada, rodeada de pequeñas islas con bordes blanquecinos- como si fueran espumas marinas-, luego nos explicaron que los arrecifes coralinos dan esa visión.
No podía dejar de mirar, estaba embelesada mirando el océano ¡¡ es que se veían hasta las olas!!, los barquitos de los pescadores y los grandes yates, todo ¡ absolutamente todo!.
Cuando el comandante nos avisó que estábamos entrando en espacio aéreo nicaragüense no creí que ya hubiéramos hecho el viaje, fue un sueño- uno de los "sueños" a los que recurro cuando quiero "ensoñar" o visualizar, que para el caso es lo mismo-.
Su agradable voz se oyó por el altavoz
-Saludos, nuevamente me dirijo a ustedes para comunicarles que sobrevolamos espacio aéreo nicaragüense, en veinte minutos aterrizaremos en el aeropuerto Cesar Augusto Sandino, pronto verán el lago de Managua, después tienen que ocupar los asientos y abrochar sus cinturones también quiero avisar que encontraran algo novedoso en la pista de aterrizaje ya que hay dos hileras de tanques antimisiles a lo largo de la pista, desgraciadamente continuamos en guerra. Espero que el viaje haya sido del gusto de todos. Gracias
Efectivamente los tanques nos escoltaron a nuestra llegada desde que aterrizamos hasta llegar frente al edificio del aeropuerto. El avión hizo un giro y paró, el comandante salió de la cabina y fue despidiéndose de cada uno en particular, salimos por el mismo sitio que entramos, recogimos los equipajes en la misma pista de aterrizaje, y caminando nos dirigimos al aeropuerto. Un grupo de personas con pancartas esperaban en la entrada. Eran compañeras de la brigada alemana. A nosotros-aparentemente-
no nos esperaba nadie. Pero eso es otro cantar.
Y lo cantaré otro día.
Besos a todos/as.
Ya estás aquí, ¡yupi! Realmente La Habana te atascó, o quizás fuera otra cosa mientras pensabas en lo que te ocurrió en el viaje que nos estabas relatando.
ResponderEliminarSea lo que sea, si te parece nos lo cuentas, o no, haz lo que te plazca.
De momento te seguimos en Managua, camino de donde nos lleves.
Un beso.
Qué mediquito más majo.
ResponderEliminarQue vida apasionante la tuya, Laura.
¡¡Por fin!! Bienvenida a tu casa, ja ja ja; ahora todo seguido, en cualquier momentico que las vainicas te dejen tiempo (y otros menesteres). Tienes que hacerlo porque si no ya ves, se te olvida todo.
ResponderEliminarÁnimo, esto es un pis, pas y recuerda que la práctica hace maestro.
Besos
Al fin, de vuelta. Con brios renovados, con la mente lúcida, con la memoria que no pierde detalle. Es una experiencia increíble. Parece una novela, pero rezuma verosimilitud. Es la realidad sin tapujos, tal cual se muestra en ese mundo de aromas increibles, de rostros que no ocultan lo que piensan, de lugares que asombran simplemente por el hecho de existir. Gracias por volver. Te echaba de menos.
ResponderEliminarMíguel, también yo estoy contesta de poder estar aquí; esto quiere decir que poco a poco pueden ir despegando algunas personas de esta rampa de lanzamiento que es L´Hort, da alegría y satisfacción.
ResponderEliminarPor otra parte, hay situaciones que no quiero contar en el blog, unas porque dan pudor y otras- cuando se resuelvan-a lo mejor las cuento, aunque realmente son un rollo. Las injusticias de los mandones siempre lo fueron y las mías no se iban a ir de rositas, pero yo sigo peleando con firmeza, aunque esto lleve tiempo y energía.
Desde aquel viaje mi vida cambió 360º, realmente me enseñaron a vivir de forma coherente, entre otras cosas en Nicaragua se gestó esta casa, la visualicé tal y como está construida, también tenía claro para que estaría dedicada.
Hoy es un día para recordar por su enorme vitalidad y coherencia a nuestro buen amigo Jose Antonio Labordeta, hombre auténtico e infatigable batallador, nos deja un legado precioso así que tenemos que darle muchas gracias.
Besos
Mª Jesús, el susodicho acababa de ser papá, su mujer era una querida amiga mía, descubrí la jeta que tenía , al volver le contó a su mujer que yo intenté seducirlo ¡lo que se dice una perla caribeña!.
ResponderEliminarEl era el único de la brigada que tenía máquina de fotos, así que me castigó sin ellas, también me quedé sin amiga, con el tiempo y sin Laura de por medio se divorciaron y su mujer quiso volver a ser amiga mía pero la vida es como es y el tren ya había arrancado.
Es cierto todo lo vivo con mucha pasión, cada día, tanto lo bueno como lo menos bueno. Besazos ¡no sabes la rabia que me ha dado no poder dártelos en vivo y en directo! Ahora que ya se, con quien no tengo que viajar, a la otra haré lo que me plazca.
Julia, te reirás a mandíbula batiente, como me relaja hacer vainicas terminaré la cortina que dejé a media, si alguna vez se necesita para alguien ya estará hecha.
ResponderEliminarMe cuesta mucho no producir cosas manuales.
Las almendras ya están limpias y a recaudo.
Hoy hemos estado de cumple, el de Oumayma, estaba radiante, ya verás las fotos.
Besos mil
Querido Fernando, la vida me ha hecho muchos regalos y me gusta sacar el mayor provecho de ellos, me entregaron un don, el del valor-tambien hay alguna que otra pincelada de cobardía, no creas-y le pongo mucho querer a lo que hago, nada de novela, es cuestión de mojarse el culo para coger peces y para eso me las pinto sola.
ResponderEliminarGracias por estar ahí, es un honor el que me hacéis por leerme.
Abrazos.
Cómo me alegra tu regreso, querida Laura. Y vuelves pletórica, llena de exquisitas anécdotas y buenas palabras.
ResponderEliminarComo dice Mª Jesús, tu vida es apasionante. Me emociona lo que cuentas y cómo lo cuentas. Es como lo viera en una pantalla de cine, de lo bien narrado que está.
Gracias por volver y un besazo.
Querida Isabel, nada comparado con tu forma de escribir que me pone los pelos de punta, pero ya ves, los amigos son benévolos conmigo.
ResponderEliminarA veces- cuando miro atrás- pienso que he vivido mil vidas, y me pregunto que que habría sido de mí si no hubiera tomado la dirección de mi vida, quizá una señora muy aseñorada pero aburridísima, eso seguro. Todo está bien como está.
Un abrazo bien fuerte.