El banco para hablar

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viernes, 24 de septiembre de 2010

DE MANAGUA A ESTELÍ

Ya habían pasado cuatro horas desde que desaparecieron los alemanes y todos los reclutas que habían hecho el viaje con nosotros, también cambiamos los 50 dólares americanos como canon de entrada en el país por un fajo de billetes- de córdobas moneda de Nicaragua-e incluso la aduana.

La sala de espera no era precisamente muy cómoda, los sillones negros tenían algunos sobados en los brazos, nos movíamos con inquietud.
María- una matrona andaluza-hablaba con su gracia increíble :

-Chiquillooo, no preocuparse que el paseito no ha estao na mal, sino vienen a por nosotroo pué nos damo la vuelta y ¡ ea aquí no ha pasao ná!,

Nos comimos las galletas que teníamos y los cacaos que nos dieron en el avión, nos preguntábamos qué tendríamos que hacer; no teníamos teléfono alguno al que llamar, nos habían dicho que nos recogería en el aeropuerto un representante del FEDSALUD, pero nadie aparecía preguntando por nosotros, teníamos aburrido al oficial que estaba detrás de la pequeña ventanilla por donde habíamos pasado los pasaportes;

-Por favor ¿ha preguntado alguien por nuestra brigada?, esta vez es Pepe el que pregunta-un enfermero de Madrid.

-Ya les dije muchachos ¡ tranquilos! aquí todo va al suave, vendrán a por ustedes.

Cuando llevábamos 6 horas o quizá un poco mas apareció mi Gladiolo( ver las flores de mi jardín).

Alto, pelirrojo, barbudo, con un bulto en el pecho del que sobresalía una cabecita rubia que miraba su cara



-Este es mi hijo, disculpen el retraso mi nombre es...-Gladiolo-, alegría de verles y que estén bien de salud, no nos retrasaremos; tenemos cuatro horas de viaje hacia el norte, no les llevaré a Ocotal hay otra situación prioritaria en Estelí, por la panamericana ya llegaremos pasado el toque de queda.
Aquí se acostumbra a viajar en la parte de atrás del carro, no hay espacio en la cabina para todos, ustedes deciden quien irá delante conmigo


Sin dudarlo entraron en la cabina María y Gustavito, el resto con el equipaje nos subimos en lo alto del Toyota y salimos del aeropuerto camino de Estelí.

El aire nos daba en la cara mientras mirábamos la ciudad, los edificios altos estaban en ruinas, se podían distinguir perfectamente los agujeros de las ametralladoras en los muros que quedaban en pie, la furgoneta vibraba dando de cuando en cuando saltos obligándonos a agarrarnos fuerte a los laterales, decidí sentarme sobre mi mochila, por lo menos mi trasero no estaría sometido a tales embestidas. Había gentes por la carretera ofreciendo algunos líquidos de colores en bolsas de plástico al tiempo que chillaban reclamando las ventas

-¡¡¡Frescos, frescos, sabrosos frescooooos!!!

Mas que una autopista - la panamericana -empezó a convertirse en un camino sin una pizca de alquitrán, con unos agujeros tremendos y con animales de todo tipo que se plantaban en medio de la furgona sin miedo al ruido del claxon, empezamos a ver los primeros carteles





El paisaje cambiaba y también la luz del sol, los espacios abiertos se fueron convirtiendo en montañas verdes selváticas, la carretera cada vez estaba peor, cuando creíamos que el viaje no acabaría nunca llegamos a un pueblo, La Trinidad.

Un grupo de uniformados nos dio el alto e hizo parar el carro. Estaban todos armados con¿ fusiles?

-¡¡Alto!!... Ah, sos vos, tenés que parar, ahorita hubo una baladera acá nomas, están sabotiando todos los depósitos de agua.
¿Son brigadistas?, saludos camaradas, no teman nosotros estamos acá para escoltarles.


Se dirigía a Gladiolo. El bajó del Toyota y se acercó al grupo de militares, no podíamos oir lo que hablaban pero en su cara se leía la preocupación y el enojo que tenían.

A lo lejos se empezaron a oír disparos y voces. La oscuridad de la noche había llegado, me di cuenta en ese momento que había venido a un país en guerra y que mas lejos, probablemente a donde teníamos que llegar, los resplandores en el cielo anunciaban que aquello que estábamos viviendo solo era un aperitivo de lo que nos esperaba.
El miedo me revolvió las tripas.
Corrí hasta donde estaban los hombres y pedí:

- Por favor,necesito ir al baño

Me miraron y se miraron entre sí, Gladiolo se me acercó y me dijo

-Señora, le acompaño.

Caminamos un rato y en una cuneta me invitó a aliviarme, los retortijones eran tan grandes y con tal estruendo que estaba sofocada de los ruidos; cuando terminé, me disculpé ante mi acompañante. Recuerdo con nitidez su cara pícara.

-No solo la guerra produce ruidos, acá nadie se asusta por algo tan natural.

Cuando llegamos donde estaba el grupo, el comandante ya había dado permiso para continuar, dos de sus hombres subieron con nosotros a la parte de atrás y se colocaron a los dos lados con sus armas en posición de defensa.

El silencio, el cansancio y el miedo eran evidentes.

Llegamos a Estelí en noche cerrada, nos esperaban impacientes dos mujeres, se acercaron a la ventanilla del conductor y la mas joven le entregó un papel.

-Gladiolo , estábamos preocupados todos por ustedes, están bien es lo importante; no se demoren, en sus casas los están esperando, mañana ya nos presentaremos.Por favor acompañe a los compañeros a sus casas, las direcciones están en el papel.

La primera en bajar fui yo.

Me recibió la dueña de la casa, una mujer muy joven que me acompañó a la habitación donde podría , por fin, dormir.

Eso creía yo, el cansancio me vencía, sin embargo los ruidos que se oían no eran los habituales que estaba acostumbrada a oír.

(Continuará)

15 comentarios:

  1. Cualquiera se cagaría de miedo...y no es una forma grosera de hablar...

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  2. Me tiene atrapada tu relato, querida Laura. Es realmente apasionante.
    Besos, besos y más besos.

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  3. Si, si, Mª Jesus me cagué literalmente.

    Con la oscuridad y el silencio de la noche, los tiroteos, las ráfagas de metralletas y las detonaciones de los obuses con sus resplandores, se oían y se veían por todos lados.
    Los primeros días creía que no podría aguantarlo, pero cuando veía a los niños, bueno en general a todas las personas, que continuaban viviendo como si la guerra no existiera, a mi no me quedaba otra que seguirles; si hablabas de ello con alguien ya era otra cosa, a esto no se acostumbra nadie, por eso había tantos trastornos mentales.
    Aprendí mucho de todos, desde el mas pequeño al anciano me enseñaron lo que es tener coraje y echar "palante" en situaciones difíciles.

    Un abrazo

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  4. Isabel, en mis viajes llevo un cuadernillo- de esos blocs cuadriculados de antes- donde anoto todo lo que sucede en el viaje al final del día, vamos una bitácora, así que lo que cuento es lo que viví y cómo lo viví.

    Las pocas fotos que tengo las he recopilado de las que me mandaron algunos miembros de la brigada, también tengo unas cuantas diapositivas que me envió Pepe para dar una conferencia sobre la situación de Nicaragua en aquellos años.

    Para ti también todo mi cariño.

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  5. Hola Laura, he leido el título de tu entrada y me ha producido curiosidad, "De Managua a Estelí", veras yo hace cinco años estuve allí durante quince dias además de mucho tiempo antes y después de preparación, para instalar una clínica de hemodialisis pública, la primera que se montó en Nicaragua.
    Fue en el hospital San Juan de Dios de Estelí.
    Se que no tiene nada que ver con la historia que estás contando, pero me ha parecido curioso y lo que he leido emocionante, empezaré a leerlo desde el principio, y te seguiré leyendo a ver que te ocurrió en la Estelí revolucionaria.

    Yo empecé a contar mi historia, pero por algunas circunstancias personales lo dejé cuando llegué a Managua, aunque tengo prometido continuar y contar la historia entera, cuando sea el momento.
    Si remotamente te interesa, este es el enlace:
    Nicaragua, nicaraguita II

    Saludos

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  6. Hola bello blogg, interesante entrada, te encontré en un blogg común, si te gusta la poesía te invito al mio, será un placer, es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    muchas gracias, buen día, besos.

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  7. Me he reído un montón (sólo faltaba el comentario de Paradela...). Tras tantos meses vamos recuperando el viaje que quedó interrumpido. Esperemos no esperar tanto para la próxima entrega.

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  8. Que interesante tu blog, las crónicas que nos entregas vaya que enganchan y acá me tienes deseando que te alcanze el tiempo para que continues relatandonos tamaña experiencia.

    Saludos.

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  9. Lo tuyo, Laura, sí que es un auténtico jardín, donde cultivar recuerdos tan hermosos como los de ese viaje. Yo he sido, me temo, menos aventurera.

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  10. José Vicente, he dejado un comentario en tu blog. Se necesita mucho valor para montar cualquier actividad en países con dificultades; nosotros en principio íbamos al Hospital de Ocotal, pero luego ya ves terminamos en Estelí.
    Sea lo que fuere que te sucedió allí quizá te sirva de terapia contarlo, pero siempre a tu ritmo; hay situaciones en medio de la nada que nos hacen reflexionar sobre la naturaleza humana, y así nos encontramos en situaciones extremas con la bondad absoluta y también con la mas absoluta ruindad; después tienes que sobreponerte a tanto movimiento interno y a muchas interrogantes.

    Espero que lo vivido en Estelí nos hermane de alguna manera.
    Besos

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  11. Don Vito, me gusta la poesía y por tanto he disfrutado leyendo algunas de tus creaciones.

    Pasaré con frecuencia por tu casa.

    Gracias y un abrazo.

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  12. Ramón te parecerá para reír pero lo pasé francamente mal.
    La primera semana lloraba a cada momento, por todo y por nada,sentía mucha vergüenza propia, parecía una blandiblú incapaz de sobreponerme a la realidad y tengo que decirte que el ron Flor de Caña me ayudó a reponerme, hay momentos en que necesitaba estar anestesiada y no sentir tanto dolor.

    Ahora el ron hace mucho que no lo tomo, me gusta-como a Mª Jesus- mas beber Faustino de cuando en cuando.

    Besos

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  13. Javier ya paseé por tu Malecón animada por el relato de tus recuerdos, precioso tu país.

    Conozco una buena parte del alto Ucayali y la Sierra, como no, Machupichu, Puno, Taquile, El Lago Titicaca etc...

    Un abrazo

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  14. Clares, cada uno cultiva su jardín privado y también la aventura de su vida, la mía me ha llevado por países y situaciones diferentes pero todos experimentamos la aventura de vivir.

    Me alegra mucho que estés de vuelta. Besos

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