El banco para hablar

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Vivir con pasión

Descubrí quien era mi madre de mayor. De niña todas mis hermanas mayores ejercían como tal, la figura de mi madre se desdibujaba entre los quehaceres cotidianos.

La descubrí en los años que compartimos viviendo en ésta casa, difíciles momentos para mi, ella ya tenía ochenta años, pero su energía lo llenaba todo.

A pesar de su pequeña estatura, tenía un carácter fuerte, gracias a él pudo superar una vida durísima; huérfana de padre, desde pequeña trabajaba de sol a sol para tener un trozo de pan que llevarse a la boca, no fue nunca a la escuela pero aprendió a leer, a escribir y de cuentas que nadie le hablara, tenía una calculadora en su cabeza; un poco mas crecida vendía los peces que sus hermanos y su madre pescaban en el río, con una romana y una burra iba de pueblo en pueblo, con su desparpajo , su gracia natural, su espontaneidad vendiendo barbos , bogas, carpas, truchas, cangrejos. Nos contaba con todo lujo de detalles las estrategias para vender todo y lo contenta que se ponía abuela Flora cuando llegaba a casa con los cuartos. Estaba muy unida a su hermano Liborio, que murió muy joven, siempre le echó de menos, tanto es así que en sus últimos años le llamaba para que le acompañara en su último viaje. Orgullosa de la hazaña que su padre había realizado salvando a unos pastores que se habían quedado atrapados, en una isla del río Órbigo, enseñaba a todo el mundo el documento que certificaba el arrojo y valentía del abuelo Ricardo. Todo esto es conocido por toda la familia y los amigos cercanos, pero yo conocí a mi madre después.


Recuerdo a mi madre en la cocina, siempre vestida de negro , con su mandil para hacer la comida, el punto exacto que ponía a las legumbres, como guisaba la carne, lo limpia que era para su persona y la casa; la casa cuando ella estaba tenía que estar de punta en blanco, una vez con su gracia, le decía a mi hermana Josefa,” a esta pequeña, soy la más pequeña de diez, la hemos perdido para la causa, vendremos un año y no tendrá ni bragas que ponerse”, refiriéndose al tipo de vida que llevo. Aparentemente no le gustaba mi forma de vivir pero en el fondo le gustaba y disfrutaba con algunas personas que pasaban por aquí, casi siempre ella era el centro de las conversaciones, de memoria prodigiosa recitaba a Calderón , haciendo distintas voces cuando se requería cambiar de papel, se acordaba de cuando ensayaban en el pueblo teatro y comedias, en el salón del baile, tía Felícitas hacía de directora, a renglón seguido recitaba poesías y ramos que se decían en la iglesia a modo de Autos Sacramentales.


Decía, que nos conocimos cuando yo era mayor , mientras las dos cosíamos, otra de las pasiones de mi madre, hablábamos, y lo hacíamos de todo, con sinceridad, honestamente; una adolescencia rebelde en grado superlativo acompañada de una brutal sinceridad nos había distanciado , cada una se puso en la piel de la otra y nos comprendimos a pesar de los cuarenta y tres años que querían separarnos, después cuando hablaba de mi decía ”Laurita es mi diamante enlodado, por mucho lodo que tenga será siempre un diamante”, al final se sintió orgullosa de mi , su oveja descarriada.

También hablamos de mi padre, casi no lo recuerdo, murió siendo muy niña, mis hermanas han idealizado al padre muerto, todo lo que cuentan de él es maravilloso; mi madre era más realista, me contó cómo se enamoraron, la fiesta de su boda, la primera vez que hizo el amor con él, cada uno de sus embarazos, bromeaba al respecto y decía “cuando me preguntan ¿estado civil? Embarazada… y se reía”. También decía con gracia que cuando llegaba mi padre del campo se quitaba la boina y la tiraba en la cama, si quedaba con el pico para arriba “Tomasa preñada”. Me habló de las tremendas dificultades que pasaron juntos, de la guerra los dos republicanos, mi padre detenido en Zamora en la lista para ser fusilado y ella caminando desde el pueblo, embarazada para hablar en la Diputación, al final le conmutaron la pena de muerte, pero le entregaron a mi padre hecho una piltrafa medio muerto, los culatazos del fusil los tendría marcados en la espalda hasta que se murió. Cuando emigraron a San Sebastián, para sacar a tantas hijas para adelante. La muerte de mi padre y la ruina que vino después. Mucho coraje, es lo que nos ha enseñado.

Estuvo a mi lado, con Josefa mi hermana la mayor y Santiago mi cuñado, acompañándome en la última etapa de la vida de Juan, mi gran amor; Juan le pedía a mi madre que le mostrara como amasaba el pan en el pueblo, ella gesticulaba con las manos emulando la pasta de harina y Juan decía hummmmmm ¡qué bien huele!, también le pedía que le hablara y le contase cosas de mi cuando era pequeña, me acompañaron también en su funeral, lo hicimos aquí en el jardín de casa, fue de mucho consuelo tenerla cerca,” no llores hija, me decía, y a continuación, llora si eso te alivia”
Se sentía orgullosa de todas sus hijas y de su hijo, cuando murió Jesús un abismo se abrió para ella, no podía ver su sufrimiento, le superaba. No pudo estar en su funeral.

No le gustaba la música, le aturdía gustaba del silencio mientras hacía ganchillo. Inteligente, aguda y con una lucidez increíble, que mantuvo hasta el final. No era cariñosa, pero en la vejez cuando le ayudaba a bañarse, yo le besaba en la espalda o en el culete y ella se derretía.
Para mí, es no solo mi madre sino un modelo a seguir, la he soñado y la he sentido abrazándome contra su pecho, sé que está bien.
Hoy es el aniversario de su muerte, que descanse, quien vivió la vida de forma tan auténtica, tan intensa. Un beso Mamá.

7 comentarios:

  1. Sólo dos años sin ella y ¡cómo se la echa de menos!

    Estaba cansada de vivir, casi 98 años, tenía ganas de descansar de la vida, no la encontraba bonita ya, ni tenía ilusión por ninguna labor ni ninguna tarea "lo hago, hija, pero no tengo ilusión, no es lo mismo" eso decía. Murió tal y como ella quería: "anochecer y no amanecer" y así fue, literalmente. Se lo había ganado.

    Besos

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  2. Siempre hay un día en que uno entiende a los que ama, a los que le aman. Parece tarde, pero nunca es tarde, es ese día cuando se entiende, era imposible que fuera antes. Y, a partir de ese día, opera la memoria, justo cuando se disfruta de la relación, porque sólo puede disfrutarse lo que se entiende.
    Un beso.

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  3. Ni rebelde, ni descarriada. Simplemente, Laura. Te tocó ser la pequeña, con 9 mayores; y aunque Julia y Charo eran las próximas, también ellas asumieron que eran tus mayores. Y tú eras cantarina, y festiva, y juguetona.

    Vuestra madre, -la recuerdo y hace casi cuarenta años-, logró multiplicarse en vosotras, y/o vosotras lo aprendisteis muy bien de ella. Tal para cual.

    Ella hizo posible aquella casa que yo conocí, en la que más que acogido me encontré entrañablemente abrazado. Ella misma era la casa, y vosotras pizpiretas florecillas de aquel jardín vallecano.

    ¡Cómo no vas a recordarla tú, si yo, extraño, no la he olvidado!

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  5. Yo soy de las nietas que menos vivi con ella, pero siempre la recuerdo en los momentos divertidos de las noches de verano en la panera de Villaveza, jo que risas!! Que historias tan divertidas y aunque la abuelita era muy de respetar cuando sacaba su lado mas jugueton era muy divertida.
    Me encantaba verla leer los libros que le deje cuando estuvo en casa, y luego los comentabamos, fue poco tiempo pero la disfrute.

    Miguel Angel, creo que se quien eres y mas con las pistas que das.

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  6. Ayer, me sentía tan arrebatada por su recuerdo, que comencé a escribir sin parar.

    Julia, hermana, se lo pudorosa que eres y lo reflexiva, pero también me conoces y sabes del ímpetu de mis sentimientos, me trascienden.

    Juan, que bien dices lo que dices, que bálsamo mas poderoso es el amor y la compresión, ninguna herida puede resistirse al poder de su curación.

    Míguel, conociste a la Sra. Tomasa beligerante, luchando por sacar adelante a su prole y dejando las puertas abiertas a buenas gentes, que no creas que ella las abría a todos. No me siento mal cuando reconozco mi rebeldía, déjame que la sienta, soy muy rebelde ¡gracias a Dios!, también he estado muy perdida, y me perderé de vez en cuando, me volveré a encontrar, así es como aprendo, déjame equivocarme, para aprender.

    Mª Jose, yo también recuerdo los veranos en Villaveza, las historias interminables que nos contaba, cada noche una, y cada año las mismas, ¿ recuerdas a Toño cuando le decía " abue, cuentanos la de canación, canación yo me devanto"?, que divertida, aunque nos contara las mismas mil veces nos destornillábamos de la risa.

    Un beso fuerte para todos.

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  7. Por cierto Miguel Angel, tu nunca serás un extraño para nosotras, formas parte de nuestras vidas desde hace tiempo.

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